viernes, 5 de febrero de 2010

DÍA DE LA PAZ

ASHER Y SU SUEÑO
Siempre he tenido un sueño. Siempre, desde que era pequeñito, un sueño que seguramente para tí apenas tenga significado. O al menos no tanto como lo tiene para mí...
Me llamo Asher. Soy israelita, tengo 16 años (dentro de poco cumpliré 17) y un gran sueño en mente. Si, así es, desde que tengo uso de conciencia recuerdo haber soñado una y otra vez con lo mismo, conseguirla a ella. Es curioso, ya que mi nombre significa felicidad, lo cual es lo único que me falta sin ella. Es ella la que me da aliento y esperanzas para luchar por mi vida. Ella es mi sueño. Ella, la misma que llevo casi 17 años intentando conseguir. Ella, a quién llevo tanto tiempo esperando pero parece no haberse percatado aún de que existo. No soy yo el único que la quiere. También hay otros chicos más jovenes o más mayores que la buscan. La desean con toda su alma, exactamente igual que yo. Pero también, igual que yo no puedo conseguirla, ellos tampoco. Tal vez no entiendas que tiene ella de especial para que tantas personas queramos conseguirla, y créeme, me gustaría poder explicártelo, pero no es tan fácil. Ella es bondad, belleza, compasión, amor y felicidad al mismo tiempo. ¡Ya lo creo que lo es!. Seguramente es lo más hermoso que he deseado nunca.
Ella. Mataría por ella. Moriría por ella. Ella, la misma por la que me desvivo cada día. Ella, mi gran ambición. Ella, presente en mis más dulces pensamientos. Ella, ladrona y princesa de mis sueños cada noche. Es ella la que me da fuerzas para continuar mi camino, sin una queja, mientras sigo luchando para llegar a su lado. La que me ayuda a levantarme cuando caigo. Tan solo evocar su imagen en mi mente es suficiente para que todo mi dolor y sufrimiento se esfume. Ojala pudiera tenerla. Mientras, otras personas sin corazón se dedican a acribillarla, e intentan acabar con ella con sus armas, sus guerras y disputas. ¡Ignorantes! ¿No veís que eso no le gusta? Así solo conseguireís asustarla y que se esconda sin atreverse si quiera a enfrentarse a vosotros. Todo sería mejor si yo consiguiera encontrarla por fin, si la tuviera a mi lado. Juntos podríamos cambiar el mundo. ¡Si! No es ninguna metáfora. Ella es poderosa pero necesita hacerse escuchar. Ella, mi gran sueño. Ella, mi reina, reina de la belleza y la bondad, un proyecto de mi mente que juro que no me dejaré matar hasta conseguirlo.
¿Cómo? ¿Aún no te he dicho quien es ella? Ella es La Paz.
Cristina Rodríguez Sánchez

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